Era un niño todavía,
en Bluefields, Nicaragua, cuando de forma intempestiva llego a mi hogar mi tia Raquel Chavez , con una expresión mezcla de asombro, agitacion, y alegría, se dirigió a mi madre vociferando: “Zoraida, supe que después que nos morimos nos vamos a un lugar
diferente en el cielo”. Era la primera vez que de forma consciente comencé a
raciocinar sobre lo que era la muerte.
Fue en el Brasil
que años después, ya adulto, comencé a estudiar y obtener informaciones sobre
el asunto donde es abordado de manera clara y no como un tabú o algo a ser
temido.
Cual el sentido
de nuestra existencia? de dónde venimos y para donde vamos?, tal como lo
cuestionó nuestro grande poeta nicaragüense Rubén Dario en su poema inmortal
“LO FATAL”.
Aprendí que
siendo un espirito inmortal, ya existía antes de nacer revestido
temporariamente en un cuerpo mortal y efémero.
Que este espirito, que cuando encarnado se le llama Alma, usa esta ropa
temporaria carnal para encarnar en este planeta escuela, con el único propósito de adquirir experiencias que lo ayudaran a evolucionar. Que este aprendizaje se realiza a lo largo de
varias existencias o reencarnaciones, pues en una única vida no sería posible
alcanzar la perfección necesaria para que seamos espíritus puros y poder entrar
“en el reino de los cielos”.
Por eso cuando digo que hay que prepararse para ser un buen difunto, es
en el sentido de aprovechar la corta existencia que tenemos en la escuela de la
vida, venciendo o educando nuestros vicios físicos y principalmente los
morales, de manera que cuando tengamos que regresar a nuestra verdadera patria,
la patria espiritual, y tengamos que estar frente a frente con nuestra consciencia
podamos tenerla lo más limpia posible, sin remordimientos, para poder merecer “entrar al cielo”. De lo
contrario será necesario “nacer de nuevo” (reencarnar) tal como lo advirtió el Divino
Maestro en su evangelio (Juan 3:3-7)
Ya dijo un
Espirito: “LA MUERTE NO COMIENZA EN EL NACIMIENTO NI SE ACABA EN LA TUMBA” o
como dijo CONFÚCIO: “ APRENDE A VIVIR BIEN Y APRENDERÁS A MORIR BIEN” o sea,
PREPARATE A SER UN BUEN DIFUNTO!
Espero que con la lectura de esta traducción
puedan mis hermanos, dejar de tenerle miedo a la muerte y la consideremos como
una “transición” por el que espirito pasa de un estado material para otro
espiritual, eterno.
MÁS ALLÁ DE LA MUERTE.
((mensaje psicografada por Divaldo Pereira Franco, por el Espirito de Otilia
Gonçalves )
“Terminada mas una jornada en la Tierra, los
espíritus siguen para la Patria Espiritual, llevando en sus maletas las
acciones acumuladas en su existencia terrena.
Llegan al puerto
del plano espiritual, ni ángeles, ni demonios. Son hombres, almas en
aprendizaje, despojadas de la carne. Son los mismos hombres que eran antes de
la muerte.
La
desencarnación (o lo que llamamos de “muerte”) no les muda hábitos ni
costumbres. No les otorga títulos ni conquistas no le quita méritos ni
realizaciones.
Cada uno se presenta,
después de la muerte como siempre vivió. No ocurre ningún milagro de
trasformación para aquellos que alcanzan el Gran Puerto Espiritual. Son raros
aquellos que despiertan con la consciencia libre después de la inevitable
travesía.
La gran mayoría,
apegada de forma intensa a las sensaciones de la materia, se retarda, infeliz,
ignorando la nueva realidad.
Muchos se
comportan como turistas confundidos en visita a la gran ciudad, buscando
incesantemente direcciones que no consiguen localizar. Sienten el alma visitada
por aflicciones y remordimientos, recelos y ansiedades. Si reflexionasen un
poco, se percibirían que la vida continúa sin grandes modificaciones.
Los esclavos del
placer continúan inquietos. Los siervos del odio se dilatan en aflicción.
Los compañeros de la ilusión (del dinero el poder y todo
lo que NO es REAL) permanecen engañados. Los aficionados de la mentira se
desmienten bajo imágenes desordenadas. Los amigos de la ignorancia continúan
perturbados.
Además, la mayor
parte de los seres no son capaces de percibir el apoyo que les son
dispensados por los Espiritos Superiores (Angeles). Sí, porque mismos los
seres más infelices e volteados al mal no son olvidados o abandonados por el
Auxilio Divino. En toda parte y sin cesar, amigos espirituales y parientes
desencarnados, amparan a todos sus hermanos, reflejando la paternal
Providencia Divina.
Morir, lejos de
ser “el descansar en paz” en las mansiones celestes o expurgar sin remisión en
las zonas infelices del purgatorio o del infierno, es , pura y simplemente
recomenzar a vivir.
La muerte
aguarda a todos. Prepararse para ese acontecimiento es tarea impostergable.
Apenas las almas esclarecidas e experimentadas en la batalla redentora serán
capaces de traspasar la barrera del panteón y caminar en liberad.
La reencarnación
es una bendita oportunidad de evolución. La materia en que nos encontramos
inmersos por ahora, es un bendito campo de lucha y de desenvolvimiento
personal y espiritual. Cada día que estamos disponiendo de la carne es
una nueva chance de recomienzo. Tal beneficio debe ser aprovechado para
adquirir los verdaderos valores que resisten a la propia
muerte.
En el balance
final de la contabilidad Divina, la suma de las acciones nobles anula la
cantidad de actos indignos que colectamos en cada existencia. Todo amor
dedicado al prójimo, en servicio educativo a la humanidad, es una grada de
ascensión en la escalera espiritual rumbo a Dios.
Cuando el velo
de la muerte venga a cerrar nuestros ojos en esta existencia, continuaremos
viviendo en otro plano y en condiciones diversas. Estaremos, entretanto,
imbuidos de los mismos defectos y las mismas virtudes que nos movían antes del trance
de la muerte.
La adaptación a
esa nueva realidad dependerá de la forma como nos hubiéramos preparado para
ella. Sembrando a partir de hoy la cosecha de venturas o desgracias del mañana”
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